top of page
Buscar
  • Foto del escritorUshuaia Ediciones

La novela que recoge el testigo de Caos para luchar contra el maltrato y el abandono animal

Vas conduciendo por una carretera de montaña, toca la medianoche. Estás cansada, se te cierran los ojos; tu pareja cabecea a tu lado y, entonces, un perro cruza el arcén y se te revoluciona la vida entera.

Algo así cuenta Javier Ruiz que pasó la noche que casi atropellan a Caos, un mestizo de pastor alemán herido y abandonado en una carretera secundaria cualquiera de la provincia de Barcelona.

Después de aquello, vinieron tres años de vida en común con un perro muy, muy especial entre Mallorca y Barcelona. Cuando Caos falleció, Javier escribió una carta a la antigua familia del perro, quienes lo abandonaron, y la historia fue adoptada en muchos, muchos hogares gracias a la prensa digital.


Javier Ruiz Fernández es educador canino y redactor digital. Durante más de diez años, trabajó en varias agencias de marketing y publicidad como redactor creativo y redactor de contenidos. Hace unos años, se especializó como educador y, hoy día, compagina su actividad como escritor —ensayo, narrativa— con proyectos de redacción especializada y con su marca de educación canina.


Este calurosísimo julio, en conmemoración de los 10 años de esa noche de Caos —perdonad el juego de palabras—, ha publicado Cinco de enero, una novela de autoficción que trata el rescate, la recuperación y la vida en familia de Caos. En el libro, el perro mestizo es el hilo conductor de la historia, que llega a las vidas de Julio y Lena tras la pérdida de su primer hijo.


¿Por qué una novela de perros?


Empecé a escribir la historia influido por lo que había supuesto compartir casi tres años de vida con un animal al que nadie le había dado una oportunidad. Cuando publiqué la carta, que diría que engloba un sentimiento común (cómo equis gente sigue maltratando y abandonando y cómo lo permiten los gobiernos; lo que se puede amar a un perro, como a un miembro más de la familia), pensé que esa historia merecía explicarse sin cortapisas.


¿Es todo lo que veremos en Cinco de enero?


La novela recorre muchos episodios reales de la vida de Caos, y de la mía propia: todo sea dicho. Mientras la escribía, para que la narración funcionara, consideré que era importante crear dos hilos conductores: el primero es, por descontado, cómo Caos alcanzó esa «vejez dorada» (con sus limitaciones); para el segundo, decidí narrar desde la verdad y unir algunos de los episodios más duros de mi vida: un aborto, una mudanza, una separación… Ambos se entremezclan.


Empecé a escribir la historia influido por lo que había supuesto compartir casi tres años de vida con un animal al que nadie le había dado una oportunidad.

¿Quiénes son los protagonistas de la historia?


Julio y Lena, por descontado, que son la pareja de álter-egos que nos representan a mi pareja de la época y a mí mismo; de igual modo, Caos funciona como protagonista con un peso similar o superior. Hay un par de voces narrativas más en la novela, pero tienen un peso menor.


¿Es tu primera novela?


¡Sí! Es mi primera novela, aunque no mi primer libro. Con Diversa Ediciones, publiqué hace unos años el ensayo De cómo los animales viven y mueren (2016) y la antología de relatos De cómo tu perro cambió mi vida y otros relatos sobre animales (2016). No obstante, y aunque tengo un buen número de relatos publicados en distintos medios, esta ha sido, hasta la fecha, la obra que más tiempo, horas y esfuerzos me ha llevado.


Hablando de esfuerzos, ¿qué es lo que más te ha costado?


Carles Luria, que fue profesor mío en el Laboratori de Lletres, decía que una de las cosas más difíciles era poner punto final a las correcciones. Con el proceso de escritura y reescritura siempre me he sentido cómodo, pero dar esa última corrección y decir «hasta aquí» me ha costado mucho.


No ayudó dejar el libro «en barbecho» durante más de un año, puesto que se solaparon equis episodios personales (principalmente, un divorcio) que me apartaron de la novela y de la escritura.


La autoficción puede funcionar como una armadura que protege al autor y un antídoto contra la inverosimilitud.

Cuéntanos una manía relacionada con tu escritura.


Tengo que escribir y corregir a mano. Siempre. Cuando escribo ficción, resulta todavía más evidente para mí: un ensayo puedo escribirlo en el ordenador (aunque luego lo imprima y haga las revisiones a mano), pero una novela… ¡necesito el papel delante!



Caos existió, y buena parte de las cosas que cuentas en la novela, le ocurrieron. Entonces, ¿por qué recurrir a la autoficción?


Cuando empezaba a preparar la escaleta y los personajes que iban a intervenir —muchos basados o fuertemente inspirados en personas reales, en este caso— me di cuenta de que tenía que ser una historia con la que te pudieses sentir identificado: una relación de pareja que hace aguas, unos padres que no siempre entienden los límites, familias que sufren, de veras, la crisis económica…

La autoficción puede funcionar como una armadura que protege al autor y un antídoto contra la inverosimilitud, pero, en este caso, sobre todo, permite personalizar la historia y tratar todos aquellos temas de los que quería hablar.


¿La obra sigue los pasos de aquella carta que escribiste a sus antiguos dueños?


Sí. Me gusta pensar que la novela es y será una digna heredera de la entrada de blog. Al final, una entrada de blog debe hablar de cosas que nos importen también: desde el amor y la pérdida a soluciones para lo que sea (desatascar el fregadero… ¡qué sé yo!), pero es un soporte que tiene sus limitaciones. La novela tiene otras limitaciones, por supuesto, así como un lenguaje y unas reglas más complejas, si cabe, pero permite tratar temas con mayor profundidad.


Tras varios años, ¿cómo llevas que Caos ya no esté contigo?


Como todos los que hemos amado y hemos perdido, echo de menos a Caos, a Pepe, a Foc, al gatillo de mi infancia y adolescencia… También a otros animales que convivieron con Caos y que ya no están conmigo tras el divorcio.

Los perros son parte de la familia, e igual que me entristece que mi padre o mis abuelos ya no estén aquí, lo mismo ocurre con algunos de los seres que yo más he querido en mi vida.



56 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page